viernes, 10 de mayo de 2013

Osaka tiene calles (ahora con algunas fotos, versión 2.0)

¡Madrugón del pinsapo tieso!
Y para Osaka que nos vamos. Media horita, lo cual es muy llevadero después del terrible viaje a Miyajima.
Solo hay un par de fotos por ahora, pero en un rato me pasarán el resto y podré poner una entrada en condiciones. Y es que estamos esperando a que acabe la secadora para irnos. Así somos XD.

Viaje en tren llevadero, desayunando por el camino (Seven Eleven es nuestra salvación para estos casos). Llegamos a Osaka y sacamos una tarjeta con la que estaban cubiertos el metro y un montón de cosas.

Flash en el metro, integrándose junto a un dino

En primer lugar, visitamos, el museo de historia, que me fascinó. No pensaba que fuese a molar tanto, pero pasamos una mañana estupenda. Estaba dividido en diversas plantas, cada una representando distintas etapas históricas.

Cosillas del museo



Recreación de tiempos pasados y viejunos

Había un montón de cosas viejunas y otras que no  lo eran tanto (qué nivel descriptivo el mío). Y en una de las plantas, enfocada a  críos para que aprendiesen cosas sobre las excavaciones arqueológicas (o igual no era para críos, como allí todo está lleno de dibujos adorables) hasta  pudimos montar una réplica de una vasija del periodo yayoi (que no yaoi, cosa que habría molado mucho).  Allí había dos mujeres muy amables, que nos explicaron en medio inglés y japonés las cosas del lugar. Cuando vieron que yo hablaba algo de japonés (cuando vieron que lo escribía, además, porque luego había que poner unas notas sobre la experiencia) me acosaron a preguntas, que dónde lo había estudiado, que qué me estaba pareciendo Japón, cuánto tiempo íbamos a estar y ese tipo de cosas. La verdad es que eran muy agradables. Como toda la gente a la que te acercas a preguntar algo (que equilibran el universo compensando a los que te empujan o te piden que te apartes de malas maneras).
Ah, en cada planta había unos folletos en los que te hacían una pregunta y tenías un espacio para contestar, pero obviamente de las preguntas no nos enteramos de nada. Pero lo importante es que había un espacio para poner sellos y allá que fuimos como niños pequeños (más bien, Regar y yo, estos nos acompañaron con cara de "Mira que son meloncias"). Al rellenarlo todo nos dieron una pegatina muy graciosa y nos dispusimos a abandonar el lugar.

Tras esta visita fuimos caminando al castillo de Osaka (estaba al lado, de hecho desde el museo había unas vistas estupendas). Tanto la zona de parque y jardines como el propio castillo eran impresionantes. Y en la planta superior podías disfrutar de una panorámica de Osaka espectacular.

Entrada al recinto con el castillo, jardines y gente viva


 El resto de las plantas, entre que tenían todo en japonés, estaban invadidas por grupos de escolares y que yo estaba cansada, no me pareció tan emocionante. Lo que más me gustó fue una zona en la que estaban colocados los ornamentos que decoraban la fachada del castillo. Impresionaba en gran tamaño. Justo la parte que estos meloncios se perdieron. Pero también hubo sellos, así que ya fui feliz XD.

Castillo molón con legión de críos

Vistas

Vistas con carpa draconiana ostentosa


Después probamos el Takoyaki (bolas de pulpo) que me daban muy mal rollo, pero resultaron estar riquísimas. Quemaban como el averno concentrado en forma esférica, pero estaban deliciosas.
Lo malo es que entonces empezó a llover. Pero bueno, me compré un paraguas muy bonito, así que contenta.

Takoyaki en manos flashiles


Y entonces llegó el horror. EL HORROR. Así con mayúsculas. Decidimos ir al museo de la ciencia. Y nos perdimos. El GPS flashil nos mandó a no sé qué sitio. Y encima llovía. Mucho. Yo pregunté a varios japoneses por el camino, pero todos me recomendaban que  fuese a la estación de tren cuando les preguntaba cuánto tiempo se tardaba caminando. Al final, solo  uno me respondió directamente sin poner cara de horror (unos 20 minutos) y hacia allá que nos dirigimos. Oh, y encontré una tienda de cosas de México, donde el dueño hablaba algo de español, así que me orientó bastante bien.

Lluvia y humanos antes de entrar al museo (realmente al salir, pero no importa).


Aun así, llovía. Y aquí las cosas cierran muy pronto, a las cuatro y media era la última admisión del museo. Llegamos a las 16:35. Argh. Tras saludar con cara de "Vengo corriendo, muero, déjame pasar si tienes corazón) conseguimos pasar. No nos podían dar ticket porque ya estaba cerrado el sistema, pero como íbamos con la tarjeta esa, pues allá que fuimos Regargojana y yo. Y resalto Regargojana y yo porque estos dos no encontraban sus papeles y nosotras estábamos esperando ya en la planta del ascensor. Escuchaba a la chica hablar por el walkie con la de recepción, que le estaba comentando que éramos cuatro, que aún tenían que venir dos más. La chica nos dijo que a las cinco cerraban, pero nada, le dije que nos dábamos prisa y ya está. De hecho, subimos y ellos vinieron detrás. Nos quedamos con ganas de poder probar la exposición con mayor tranquilidad (además de carteles en inglés, pero ya habíamos comprobado que Osaka no es lo más amigable para el no hablante japonés). Pero estuvo muy entretenido, muchas cosas para toquetear (que es lo que me encanta) y los típicos experimentos de "Mira lo que pasa con la electricidad, mira lo que pasa con el sonido y la distorsión luminosa". Muy molón.

¡Un robot! De lo poco que pudimos fotografiar en el museo


Después de esto, tocaba volver a Osaka. Allí encontramos un sitio majo para merendar en la estación, pero allí se permite fumar y no molaba. Así que nos marchamos a otros donde la zona de fumadores estaba en un cubículo apartado. Oh, pan de melón (riquísimo), zumo de mango y la sensación de que el mundo mola tras poder sentarnos un rato.
Dado que con la lluvia cancelaban el crucero que queríamos tomar, pensamos en ir a una noria que había cerca (como ya digo, iba todo en el pack que compramos) pero estábamos tan cansados que regresamos a casa directamente. Quizás sin lluvia nos habríamos animado, pero es que salir con la que estaba cayendo...

Así que nos quedamos en la enorme estación de Osaka


Y nada, vuelta en tren a "casa" y felicidad suprema al tocar la cama.
Y hoy, a explorar Tokio propiamente dicho, que va tocando.

2 comentarios:

  1. Había leído "explotar Tokio" en la última frase y me había parecido un planazo muy entretenido... que desilusión me he llevado al releerla :_(

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  2. Es que realmente, lo que tengo que explorar es Kioto. Esto de estar muriendo de sueño es lo que tiene. Explotar... por ahora estoy demasiado pacífica.

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