Miyajima (y sigo sin fotos)

¡Besugos! Hoy he estado en Osaka, con lluvia y cosas del horror.

Pero hoy toca hablar de lo que hice ayer. Madrugamos como cosas de esas que madrugan (mis antagonistas) y nos dirigimos a Hiroshima. Me habría gustado ver cosas de allí, pero nos fue imposible, pues directamente pillamos el ferry a la isla de Miyajima. La isla mola mucho, casi tanto como yo, pero se supone que es sagrada (y yo no) por lo que allí no se pueden talar árboles, no hay maternidad (porque no debe nacer gente) ni cementerios (no debes morirte, pero si lo haces, pues te entierran en otro lado, a ver si vas a contaminar lo sacro, hombre ya).

La isla, para el que no la conozca, está cubierta de árboles frondosos, tiene un templo molón al poco de llegar y un gran torii, que son esas puertas rojas que os sonarán a todos. Pondría foto, pero no tengoooo.

Vimos otro templo, con cosas bonitas y cosas no tan bonitas. Después devoramos (a destiempo) y tras ello nos dirigimos al monte Misen. Que si no se llamaa así, pues que se aguante la gente, tengo sueño y no me apetece comprobar cosas. Se supone que allí había monos, pero yo solo vi cuestas, cuestas y más cuestas. Pero el paisaje era precioso y montamos en un teleférico que nos dejó alucinando.

Bajamos cuando ya estaba anocheciendo, trepamos por las rocas de un pequeño riachuelo y disfrutamos de las vistas.

Llegó el momento de regresar, viaje del averno de dos horas y pico hasta la vuelta a Kioto. Yo pensaba que iba a morir, encima hubo que hacer transbordo. Pero sobrevivimos. Y nos recargamos de energía en un Seven Eleven, como debe ser. Y nada, os dejo con el par de instanáneas que tengo por ahora. El bosquecillo que había tras bajar la moontaña. Y mi  persona con una cuchara gigante.  Mañana más, que se me cierran los ojos.

Ah, casi lo olvido. Había ciervos. Uno me disputó mi mapa. MI mapa. Pero yo gané. Y ahora a dormir, que no me tengo en pie.