lunes, 27 de mayo de 2013

El día en que el grupo se dispersó

Como a la mañana siguiente nos íbamos, decidimos pillar un pase de metro ilimitado y ver todo lo posible.
Flash fue abducido en el primer par de minutos. Yo acompañé a los otros dos a la estación, donde aunque en principio pensé que no me acoplaba porque quería ir al museo edo, al final me lo repensé. Pero oh, habían sido abducidos también. Y encima para ir al museo tenía que pillar otra línea y yo había sacado el paso solo para la del metro de Tokio (tienen dos compañías diferentes, además de los trenes de JR). Total, que hablé con el chico y se lo expliqué, me devolvió el dinero del primer pase y me pillé el segundo. Para estas cosas es cuando agradezco entenderme medianamente en japonés.

Total, que para el museo que me largo.

Antes de entrar al museo.


Allí una guía muy amable me explicó a mí y a un par de chicas de Singapur todas las cosas del museo, en inglés. Lo que hizo la visita aún más interesante.

Tras cruzar una réplica del Nihonbashi original (el puente), podía ver este edificio de teatro kabuki.



Había reconstrucciones a tamaño real de casas de la época, talleres (arriba), librerías, etc.

Bonito, ¿eh?


Pasamos también por una zona en la que nos explicaron el rol de cada uno de los personajes que aparecían en el teatro Kabuki.

Como Anye se queja de que en las fotos no salgo, pues ahí va una en la que se me ve.

Soy el ente de la derecha. ¿No cuela?

Vale, ahora sí. No entiendo por qué os ilusiona tanto verme...

Seguimos la visita, donde había maquetas que reflejaban todo tipo de edificios, así como la distribución de la población en aquella época. Luego seguimos con el recorrido y fuimos avanzando a épocas más modernas.





Una de las cosas que más me gustaron fue una casa tradicional, en la que te enseñaban a hacer movimientos de abanico. No pude sacar fotos porque estaba demasiado ocupada intentando aprender esa "danza" sin lanzar el abanico al otro extremo de la estancia. La verdad es que eran muy majas las chicas que trabajaban allí.
Luego volví a dar una vuelta por la parte tradicional y fue el momento de pensar en ir abandonando el lugar.

Y para despedirnos, un Kumade de lado, que no me apetece ponerlo bien.

Pillé el metro y me fui a la otra punta, a Harajuku. ¿Mi propósito? Sweet Paradise, un restaurante en el que por un precio fijo podías comer todo lo que quisieras de dulces, helados, bebidas... también había comida normal, pero eso a mí me importaba bien poco.

Las probé prácticamente todas XD

Con estas ya no pude, mi estómago es limitado T_T

Así que nada, tras disfrutar de estas delicias, a la calle de nuevo, con intención de ir al parque Yoyogi. Aunque ya era muy tarde y se puso a llover, por lo que deduje que la gente vestida de forma rara ya se había largado, por lo que yo hice lo propio.

Harajuku de nuevo, donde la gente además de ayudarte a encontrar los sitios, posa para ti. Más majas que eran estas chiquillas...

Pedir a la gente hacerles fotos solía dar muy buen resultado. Por ejemplo, en Asakusa había un perro adorable (pondré fotos cuando las tenga) y aunque le podríamos haber hecho fotos, yo preferí preguntar a la dueña si podía. La mujer, muy amable, hasta abrió una bolsita de golosinas caninas para que se las diese, era una ricura el perrillo.

Esto me lleva a enlazar con el hecho de que a los japoneses les hace mucha ilusión que les hables en su lengua. Siempre empezaban a preguntarme de dónde era, cómo es que sabía japonés si no vivía allí, etc. Eran encantadores.

En fin, mi idea era ir al edificio del gobierno metropolitano, que ofrecía unas vistas geniales y gratis, pero estaba cansada y con la lluvia no tenía ganas de nada. Así que dediqué un poco más de tiempo a Harajuku, para ver las tiendas que me dejé la vez anterior.

No podía faltar repipi armario, cadena de ropa que siempre nos arrancaba una sonrisa.

Impactante lugar con trajes de lo más horteras. Por dentro era aún peor...

Y tocaba volver a casa. Allí me encontré con Regargojana y Jan, que habían estado en la Tokyo Tower, en la bahía, en algún templo y en el observatorio. Más tarde llego Flash, el abducido. Que básicamente había hecho el mismo recorrido que ellos pero sin encontrarse.

Acababa así nuestro último día en el país, pues a las nueve de la mañana había que estar dirigiéndose al aeropuerto.

Pero esto no acaba aquí. Mañana contaré cómo fue el viaje de regreso... y pondré fotos. Muchas más fotos. Y algún vídeo, si estos me dejan.

Os enseñaré el río Sumida, el lugar en el que nos alojábamos y hasta mi disputa con el ciervo adorable de Miyajima. Seguro que os gusta ^^

4 comentarios:

  1. Viva!!! Fotaca tuya! Muy bien y sí, me hace ilusión verte en fotos aunque para ti no sea importante para mi sí, porque fotos de cosas así en google las encuentras pero que estés tu ya has hace especiales. Un besete

    ResponderEliminar
  2. Por ti las pongo, más que nada ^^
    Besos, mi meloncilla :**

    ResponderEliminar
  3. Si lo se me paso contigo por Harayuku para el buffet libre de dulces ver las japos posando. Que gracia si parecen los power rangers xD.

    ResponderEliminar