miércoles, 15 de mayo de 2013

Akihabara mola (y con suerte, mañana al fin tendré fotos)

¡Weheeeeeeeeeeeeeeeee!
Esta mañana, aprovechando que nuestro hostal está en Asakusa, hemos ido al Sensoji. Para llegar había que atravesar una gran calle llena de tiendecitas a los lados, con puestos de comida, ropa tradicional, recuerdos y demás. Y luego el templo en sí, que tenía la gran ventaja de ser gratis (¡Viva!). Después hemos comido por unas callejuelas de la zona, en uno de esos bares chiquititos en los que solo hay dos o tres mesas. Yakitori ricoooo. Eso sí, bebida no pedimos, que puede llegar a costar más que la comida. Y total, cada dos por tres hay máquinas expendedoras de bebidas.


Después pillamos el metro para ir a los jardines del palacio imperial (porque lo que es el palacio, no se puede visitar). Bleh, después de Kioto no es gran cosa. Pero sirvió para que probase mi nueva bebida favorita, el Calpis.

Y también me sirvió para quemarme los hombros (o un trozo de los hombros, más bien).
Oh, y en una tienda de kimonos de segunda mano, con taras y demás, me compré un Yukata con su obi (el cinturón) por 2000 yenes. Una ganga, porque era de los buenos, no de esos para turistas que son de tela finilla y más caros.

Tras todo esto, decidimos ir a Akihabara. Pregunté al amable guarda del parque cuánto se tardaba en ir a pie y fue la primera persona que no me miró con cara de espanto por no querer ir en metro. 30 minutos, me dijo, lo cual fue bastante aproximado (o incluso  menos). Y allí estaba Akihabara.


Íbamos en busca de una tienda en la que había pendrives baratos. Pero antes me paré en una de figuras. He sucumbido. Dije que quería una figura de Lelouch. La tengo. Es maravillosa, enorme, perfecta. Y una de Mustang de FMA, que estaba muy bien de precio.
Pero es que en esa misma tienda, en otra planta (o igual era otra tienda, a saber) encontré gangas. Pero gangas. Cosas a precios verdaderamente ridículos. Me compré unas zapatillas de Rilakkuma por 300 yenes.


Pero es que había otra parte con precios aún más ridículos. Cosas por 50 yenes, 10... ¡E incluso 5! Me llevé un boli de purpurina por esos 5 yenes.
Tras esto vimos un par de lugares más, pero estos besugos querían volver al hostal, así que mañana, sintiéndolo mucho, sacrificaré el museo de Tokio y me iré a explorar Akihabara en profundidad. ¿Consumista? Puede. Pero es que ya he ido a varios templos, museos y demás. Y aún nos queda visitar unos jardines molones, ver una celebración que hacen en "mi barrio" en la que sacan una especie de altares dedicados a dioses o algo así (no me enteré muy bien). El caso es que me dijeron que el próximo domingo salían, así que habrá que estar atenta.
El resto del tiempo lo quiero dedicar a sitios como Akihabara, Shibuya y demás. Después de tantos días de zonas tradicionales, naturaleza y templos (que molaban, pero de todo se satura uno) me apetece perderme en una gran ciudad y sorprenderme a cada paso que doy.

En fin, dejo de enrollarme que estos se han quedado dormidos y me toca apagar la luz.
Cuidado con las cerillas en bata. Son malignas.

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